El mundo de la industria cerveza no es ajeno a la importancia de reducir la huella de carbono a la hora de producir cerveza. Es por este motivo que hay una gran cantidad de investigaciones sobre cómo conseguir el mejor producto siendo cada vez más sostenibles, evitando causar un impacto adverso en nuestro medioambiente o en nuestra salud.
Una de las últimas noticias llegan desde la cervecería del monasterio de Neuzelle, Alemania, donde han anunciado que van a sacar a finales de 2023 una bierpulver o cerveza en polvo con la que se va a reducir de forma considerable tanto los costes como el uso de recursos necesarios para su obtención. De hecho, según asegura el director gerente de la cervecería Stefan Fritsche a Vamos de Cervezas «esperamos ahorrar 180 millones de toneladas de cerveza alrededor del mundo», concretamente «queremos ahorrar 160 millones de toneladas en transporte, agua y botellas».
Para poder tomarla es tan fácil como tener un vaso de agua, un aparato de hacer espuma (el típico de los cafés y las leches) y tener sed, ya que la cerveza en polvo se dispensará en sobres granulados que se disuelve en agua, se agita y poco más.
Desde la cervecera aseguran que «ha llegado el momento de poner a prueba la producción de cerveza clásica y la logística en vista de la forma en que tratamos nuestro medio ambiente». Recuerdan que para elaborar la cerveza más del 90% es agua. De hecho, hacen falta muchos litros de agua para conseguir un litro de cerveza, puesto que hay que contar aspectos tan importantes como la necesaria para regar los campos de cereal, la que se utiliza a la hora de ‘cocinarla’, para limpiar los envases…
En estos últimos años en los que estamos viendo cómo cada vez llueve menos, tenemos menos arbolado y climas cada vez más secos y áridos, ahorrar en agua se traduce en una necesidad imperiosa.
La intención, aseguran, no es tanto conseguir un nuevo producto si no cambiar las reglas del juego y pensar en nuevas estrategias para elaborar cerveza «no vemos a nuestro grupo objetivo principal principalmente como el consumidor final alemán clásico, sino como revendedores globales, que no necesariamente tienen que tener conocimientos de elaboración de cerveza, pero que pueden hacer que los gránulos sean adecuados para la aplicación del consumidor final», asegura Fritsche.

Como dicen a Vamos de Cervezas «el sabor de la cerveza es exactamente igual al de una tradicional». Un detalle a tener en cuenta es que inicialmente estamos hablando de cerveza sin alcohol, algo que seguro que a más de uno no le convencerá a la hora de comprar esta nueva fórmula. Eso sí, conscientes de ello, desde la cervecería del monasterio de Neuzelle saben que para tener éxito en esta aventura el siguiente reto es conseguir que la bierpulver tenga alcohol, de hecho nos indican que «esperamos tenerlo todo listo en tres meses» y, de esta manera, alegrar los paladares de los cerveceros.
Cerveza de kilómetro cero
Respecto al gran reto de conseguir reducir la huella de carbono en el sector cervecero, cada vez vemos más iniciativas exitosas que se han puesto en marcha en nuestro país, como es el caso de la murciana Estrella de Levante con su certificación de la huella hídrica. De hecho, desde 2014 ha conseguido reducirla un 15% gracias a la información de los campos donde se cultiva la cebada que utilizan, que les permite saber si necesitan ser regados o no, la instalación de más de 300 contadores de agua en la fábrica o la reutilización y purificación de la que se ‘desaprovecha’, entre otras acciones.
La zaragozana Ámbar, gracias a una iniciativa desarrollada por la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) ha sacado la cerveza triple zero, que no es más que una con cero alcohol, cero azúcares y cero CO2